Unidad 1: La Europa del Antiguo Régimen
Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí.
Discurso de Luis XV al Parlamento de París el 3 de marzo de 1766.
Introducción
El Antiguo Régimen fue un modelo de sociedad basado en los estamentos heredados de la Edad Media (clero, nobleza, tercer estado) en los que había una clara división entre los privilegiados y los que no lo eran. Otras características eran la economía fundamentalmente agraria y el modelo demográfico antiguo, con natalidad y mortalidad muy elevadas. Esta sociedad fue fuertemente criticada por algunos sectores intelectuales, sobre todo en el siglo XVIII, y se suele considerar que, grosso modo, la Revolución Francesa (1789) puso fin al Antiguo Régimen.
Si nos fijamos en la expresión en sí, queda claro que fue adoptada a posteriori. Es decir, nadie llamaría "antigua" a la época que le toca vivir. En efecto, el término Antiguo Régimen fue acuñado por los revolucionarios franceses (Ancien Régime) y tiene un cariz despectivo. Representaba todo aquello que querían eliminar.
1) Las bases del Antiguo Régimen
1.1) La sociedad estamental:
La sociedad del Antiguo Régimen estaba dividida en niveles o estamentos casi estancos. Ascender en esta pirámide y pasar de un estamento inferior a otro superior era muy difícil, sobre todo en los estratos más elevados. Esta organización jerárquica de la sociedad se basaba en la Teoría descendente del poder: Dios entrega el poder al rey, que es una especie de lugarteniente suyo en la tierra, de manera que el poder real es incuestionable y absoluto. El rey nombra a sus ministros y colaboradores de entre la nobleza (duques, marqueses, condes, vizcondes y barones), aunque también podía haber representantes del alto clero (obispos) entre los consejeros del rey. Así, el poder desciende de Dios al rey, de este a sus ministros y de estos al resto de la gente.
La principal diferencia entre las clases altas (rey, nobleza y clero) y el resto (burguesía y clases populares) es que las primeras gozaban de privilegios, sobre todo de la exención del pago de impuestos y del acceso al poder. En la pirámide de la imagen podemos ver cómo funcionaban los estamentos: en la cúspide está el rey con su poder absoluto. Justo después, aunque deberían estar al mismo nivel que la nobleza, está el alto clero, formado básicamente por obispos. El bajo clero (sacerdotes de a pie, monjes, monjas) aparece aquí por tener el privilegio de no pagar impuestos, pero tampoco llevaban una vida fácil, pues vivían con pocos medios. A continuación aparece la nobleza de espada, proveniente de familias aristocráticas de rancio abolengo y que han participado tradicionalmente en las guerras junto al rey. En el peldaño inferior habita la nobleza de toga, formada por altos burgueses (ricos comerciantes, banqueros) que habían comprado el título nobiliario y trabajaban como burócratas del rey. Eran, más o menos, despreciados por la nobleza de espada, aunque a veces también se confundían y se casaban entre ellos.
En el siguiente estrato descendiente, encontramos a la alta burguesía, que podía ser rural o urbana. En el campo, la formaban los propietarios de tierras ricos, mientras que en la ciudad la componían los rentistas, banqueros y grandes hombres de negocios. Después se halla la burguesía media, de comerciantes prósperos y profesiones liberales (médicos, abogados, arquitectos...) y, paralelamente, en el campo, los campesinos medios, que viven de su trabajo pero no tienen tierra, sino que la arriendan, y el propietario les impone una serie de obligaciones legales y económicas. Por debajo de estos niveles se encuentra la pequeña burguesía: humildes artesanos y pequeños comerciantes que regentan un taller o una tienda. Las últimas capas pertenecen a las clases populares, de condición muy modesta. En la ciudad son gente que se dedica a servir en casas y proceden prácticamente de la calle o van de ciudad en ciudad trabajando en lo que pueden. En el campo, son jornaleros y siervos, también de procedencia pobre.
Privilegiados
No privilegiados
1.2 Economía agraria y derechos señoriales
La base de la economía era la agricultura. Las fincas estaban en manos de grandes propietarios que pertenecían, mayormente, a la nobleza. Estas fincas, también llamadas señoríos, tenían muchas veces una legislación y un sistema fiscal especiales, es decir, el noble propietario tenía poder para aplicar leyes, juzgar a personas y cobrar sus propios impuestos dentro de sus tierras. Esto es lo que llamamos derechos señoriales.
Los campesinos que trabajaban en el señorío vivían una situación muy difícil: pagaban rentas e impuestos a su señor, el diezmo al clero y al Estado otros impuestos, como la taille o la gabelle. Se trata, pues, de una agricultura de subsistencia. Como la mayoría de las tierras tenían el carácter de vinculación (están ligadas al reino, a un título nobiliario o a la iglesia) no se podían vender ni dividir, lo que entorpecía el movimiento económico.
El comercio interior, aunque despuntaba, aún era escaso y se limitaba a ferias y mercados en ciudades y pueblos. Los productos manufacturados eran también escasos y estaban monopolizados por los gremios.
1.3) Demografía antigua
En términos geográficos, diríamos que durante el Antiguo Régimen la demografía era antigua. Esto quiere decir que tanto la natalidad como la mortalidad eran muy elevadas, justo al contrario que el actual comportamiento demográfico en los países desarrollados. Las causas eran: falta de remedio para las enfermedades, falta de higiene, hambre, pobreza, malnutrición, guerras (aunque no hubo tantas como en la anterior centuria). En ocasiones, los campesinos, presos de la desesperación, se rebelaban violentamente contra sus amos. Estas rebeliones se conocen como revueltas del pan o motines de subsistencia y eran muy comunes. En Madrid, por ejemplo, tuvo lugar el llamado Motín de los Gatos en 1699, en el que la multitud se echó a la calle gritando: "¡Pan, pan, pan! ¡Viva el rey y muera el mal gobierno!"
Carteles de calles históricas de Madrid. Hasta hace no tanto tiempo, los gremios se agrupaban en calles donde tenían sus comercios, por eso, estas calles acababan adoptando el nombre del gremio. Hoy, estos ya no existen, pero las vías conservan el nombre.
Marcha sobre Versalles, ejemplo de motín de subsistencia. En 1789 las mujeres de París se dirigieron al Palacio de Versalles, residencia real, para protestar contra la carestía y la escasez de pan. Fue uno de los episodios primeros de la Revolución Francesa.
2) Poder político y relaciones internacionales
2.1) El absolutismo monárquico
La figura del monarca absoluto se basaba en el derecho divino de los reyes: su poder venía directamente de Dios y, por tanto, era ilimitado e incuestionable. Aun así, tenía que respetar los privilegios de la nobleza y el clero.
En cuestiones políticas, el rey se apoyaba en unas organizaciones llamadas Consejos, algo parecido a los actuales ministerios. Así, había Consejo de Estado, de Hacienda, de Guerra, etc. En algunos países había, además, parlamentos o cortes, donde se reunían para alcanzar acuerdos políticos representantes de los tres estamentos. En ocasiones, había roces entre las aspiraciones de los parlamentarios (sobre todo los del tercer estado) y los privilegios de la monarquía.
Francia fue el país donde este absolutismo tuvo mayor arraigo, con reyes de inmenso poder (Luis XIV, Luis XV) y también más oposición, pues a finales del siglo XVIII estalló la famosa revolución que significó el fin de la monarquía absoluta.
“Dios estableció a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre los pueblos (...)
Los príncipes actúan como los ministros de Dios y sus lugartenientes en la tierra. Por medio de ellos Dios ejercita su imperio. Por ello el trono real no es el trono de un hombre sino el de Dios mismo.
Se desprende de todo ello que la persona del rey es sagrada y que atentar contra ella es un sacrilegio.”
Jacques Bossuet. La política según las Sagradas Escrituras. Libro III.
Retratos de Luis XIV y Luis XV por el pintor Rigaud. Las frases son, probablemente, apócrifas, pero de todas formas son representativas del poder omnímodo de los monarcas absolutos
2.2) Reacciones contra el absolutismo:
No todo el mundo creía que el poder del rey venía de Dios y que era infalible. El filósofo neerlandés Baruch Spinoza era partidario de la democracia porque pensaba que el acuerdo general sería más fiable que la voluntad de un solo hombre. De hecho, su país gozaba de libertades mucho más amplias que las naciones vecinas.
En Inglaterra, el rey Carlos I quiso gobernar desoyendo al Parlamento y esto llevó a una guerra civil entre el rey y los parlamentarios en 1642. En 1649, los parlamentarios derrotan a los monárquicos y ejecutan al rey. Entonces comienza un gobierno llamado Mancomunidad de Inglaterra, liderado por el parlamentario Oliver Cromwell, que no será sino una dictadura enmascarada. Tras él, volvió la monarquía, pero la lucha entre absolutistas y antiabsolutistas durará hasta 1688, cuando triunfa la Revolución Gloriosa y el parlamento promulga una de las primeras cartas de derechos humanos: la Declaración de Derechos de 1689 (Bill of Rights) y se establece una monarquía moderada (María II y Guillermo III), cuyo poder estaba limitado por el parlamento.
Importantes intelectuales ingleses, como el filósofo John Locke apoyaron la Revolución Gloriosa y la monarquía moderada, pues sostenían que respetaba las libertades individuales. Este concepto de libertad de cada uno comenzó a ser desarrollado en esta época y tendría una gran influencia en el siglo XVIII en la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1776) y en la Revolución Francesa (1789).
Durante el siglo XVIII se da un movimiento político y cultural importante: la Ilustración. Se trata de confiar en la razón humana para solucionar conflictos. Los reyes intentan mejorar la vida y la educación de sus súbditos siguiendo estos preceptos, pero sin dejar de ser monarcas absolutos (el lema era: "Tout pour le peuple rien par le peuple": Todo para el pueblo, pero sin el pueblo).
Declaración de derechos inglesa (1689)
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El Rey no puede crear o eliminar leyes o impuestos sin la aprobación del Parlamento.
2. El Rey no puede cobrar dinero para su uso personal, sin la aprobación del Parlamento.
3. Es ilegal reclutar y mantener un ejército en tiempos de paz, sin aprobación del Parlamento.
4. Las elecciones de los miembros del Parlamento deben ser libres.
5. Las palabras del Parlamento no pueden obstaculizarse o negarse en ningún otro lugar.
6. El Parlamento debe reunirse con frecuencia.
Textos sobre el Antiguo Régimen y la Ilustración
Retrato de Guillermo III de Orange, de origen neerlandés, y María II. Esta era hija de Jacobo II, monarca absoluto y católico que fue destronado por los revolucionarios parlamentarios. Se le ofreció la corona a su hija, protestante y moderada, que reinaría junto a su marido tras acatar ambos la Carta de Derechos en 1689.
2.3) Guerra de Sucesión Española y Tratado de Utrecht (1700-1713)
Al principio del siglo XVIII se produjeron importantes cambios en el mapa de Europa. Además, España estuvo muy implicada.
En 1700 muere sin descendencia Carlos II, último rey de España de la casa de Habsburgo, también conocida como Casa de Austria, o simplemente “los Austrias”. El rey de Francia, Luis XIV, había maniobrado hábilmente para colocar a un descendiente suyo en el trono español, y así, Carlos II legó su corona a Felipe de Borbón, duque de Anjou y nieto de Luis XIV. Sin embargo, las cosas no iban a ser tan fáciles: el archiduque Carlos de Austria, sobrino de Carlos II, consideraba que, por parentesco, le tocaba a él heredar la corona de España, de manera que se alió con neerlandeses e ingleses, tradicionales enemigos de Francia y España, y declaró la guerra a Felipe de Borbón en 1701. Es la llamada Guerra de Sucesión Española.
Esta guerra se libró en Europa, África y América e involucró a muchos países aliados de uno y otro bando. Tras muchas vicisitudes, se llegó a una paz (Tratado de Utrecht-Rastatt, 1713-1715) que permitía a Felipe de Anjou ser rey de España con el nombre de Felipe V (primer Borbón), pero, a cambio debía renunciar a todas sus posesiones europeas. Así:
-Inglaterra se quedó Gibraltar y Menorca.
-Austria se quedó Milán, Nápoles, Cerdeña y los Países Bajos Españoles.
-Saboya se quedó Sicilia.
Además, España concedió a Inglaterra el Navío de permiso y el Asiento de Negros. El primero era un barco para comerciar con América, por lo que se rompía el liderazgo comercial de España en América. El segundo era un acuerdo para vender esclavos en América, que pasaba de control español a británico.
Felipe V tuvo que renunciar también a unir los reinos de Francia y España bajo un solo monarca. España había dejado de ser un país de primer orden en Europa.
Sin embargo, se produjo a continuación un periodo de relativa paz durante el cual Francia y España corroboraron su alianza en sucesivos Pactos de Familia. En la segunda mitad del siglo se produjeron algunas guerras en las que ambos se vieron envueltos (Guerra de los Siete Años, Guerra de Independencia de los Estados Unidos) con desigual fortuna.
Europa antes y después de la Guerra de Sucesión Española y del Tratado de Utrecht-Rastatt
3) Economía y sociedad en el siglo XVIII
Cuando los Países Bajos alcanzaron su independencia de España en 1648 eran una gran potencia económica y comercial, pero otro de los países pujantes en el comercio internacional no quería tener tanta competencia, se trataba de Inglaterra, que contaba con una magnífica marina mercante y de guerra. Durante la segunda mitad del siglo XVII hubo tres guerras anglo-neerlandesas, cuyo resultado general fue favorable a los ingleses. Si a esto añadimos las ventajas que obtuvieron de España en la Guerra de Sucesión Española, se concluye que Inglaterra se convirtió en una gran potencia económica y política.
Los grandes beneficios que obtuvieron con el comercio fueron invertidos en mejorar las comunicaciones internas (amplia red de canales) y en nuevos inventos para optimizar la producción agraria, como la sembradora de Jethro Tull (1730). Estos inventos hicieron aumentar la cosecha. A más comida, más población, y a más población, mayor demanda de alimentos y mayor tecnificación en el campo. El proceso se retroalimentaba. Además, se acabaron las grandes epidemias y en este siglo no hubo tantas guerras. El resultado fue un espectacular incremento demográfico en Inglaterra primero y en el resto de Europa después.
3.1) Cambios en la economía:
El incremento demográfico provocó que los gremios, que agrupaban talleres muy tradicionales de baja productividad, se vieran incapaces de satisfacer la creciente demanda. Además, las cada vez más pobladas colonias americanas también demandaban productos manufacturados, con lo que comerciantes y artesanos se dieron cuenta de que el sistema gremial estaba obsoleto y de que había que buscar alternativas.
En primer lugar, se desarrolló el trabajo doméstico: los campesinos, durante el invierno, tenían poco trabajo y pocos ingresos. Entonces, algunos comerciantes empezaron a proporcionarles materias primas (sobre todo algodón) para que, en el tiempo libre, estos campesinos fabricasen prendas de vestir. Después, el mismo comerciante les daba un dinero por esas prendas y se las llevaba a vender, por un precio más alto, al mercado. Este sistema protocapitalista se conoce, además de como trabajo doméstico, como Verlagssystem.
Los comerciantes prósperos comenzaron, a finales del XVIII, a fundar grandes fábricas en las que esos antiguos campesinos trabajaban ya a tiempo completo para ellos. Algunas de las pioneras fueron la de tejidos de Edmund Cartwright, que inventó un telar mecánico, en 1784; o la de espadas Wilkinson, fundada en 1772 y que todavía existe.
Otra alternativa al monopolio gremial fueron las Reales Fábricas. Estas eran sostenidas con dinero público y dependían de la corona. Su intención era incentivar la producción nacional y que no hubiera necesidad de importar tanto. Esta política proteccionista recibió el nombre de mercantilismo. En España hubo algunas muy importantes: tejidos, armas, tabaco, cerámica, etc. La Real Fábrica de Tapices de Madrid y la Real Fábrica de Municiones y Armas Portátiles de Trubia continúan abiertas en la actualidad.
El mercantilismo es una teoría económica que defiende que la riqueza de un país se mide en la cantidad de oro y plata que tiene. Por lo tanto, es preciso exportar mucho e importar poco. Es decir, tener una balanza comercial positiva
Batalla de Leghorn, durante la primera guerra anglo-neerlandesa (1653)
Sembradora de Jethro Tull. Tirada por un caballo, era capaz de sembrar tres surcos a la vez, distribuyendo las semillas regularmente. Esto mejoraba la distribución de las plantas y el espacio y luz de los que dispondrían al crecer. Supuso un aprovechamiento mucho mayor del espacio y del tiempo en el campo.
4) El comercio colonial
Ya hemos visto cómo Inglaterra progresó económicamente gracias a su buen papel en la Guerra de Sucesión Española. Además, sus colonias en Norteamérica eran muy prósperas gracias a los abundantes recursos naturales allí presentes. Los Países Bajos, que consiguieron su independencia de España en 1648, también se embarcaron en la aventura colonial con éxito, pero también hemos visto cómo la derrota en las guerras que sostuvo contra Inglaterra (precisamente por intereses económicos y coloniales) la convirtieron, a finales del XVII, en una potencia de segunda fila, y, en vez de centrarse en América, focalizó su atención en el sudeste asiático.
Francia, por su parte, desarrolló sus colonias norteamericanas: Luisiana Francesa y Canadá oriental, lo que hoy es la zona francófona del Quebec. Portugal, potencia pionera en el colonialismo, que inició ya en el siglo XV, mantuvo sus dominios en América, particularmente en Brasil, y a lo largo de las costas africanas, de la India y de China. España mantuvo cierto poderío comercial gracias a sus colonias americanas, pero la Guerra de Sucesión y la posterior Guerra de los Siete Años (1756-1763) mermaron grandemente su poder.
Los empresarios establecieron compañías para organizar el comercio tanto hacia el este como hacia el oeste. Las Compañías de Indias Occidentales se encargaban del comercio con América y las Compañías de Indias Orientales, con la India y el sudeste asiático. La más célebre fue la Compañía Británica de las Indias Orientales, que llegó a controlar la mitad de todo el comercio mundial trayendo de Asia productos como algodón, seda, especias, sal, té y opio.
Los océanos se llenaron de rutas por las que los barcos llevaban y traían todos estos productos. Una de las rutas más lucrativas fue la triangular: Los barcos salían de Europa hacia África, donde vendían productos manufacturados: cuentas, espejos, telas, etc. y compraban esclavos. De allí, los barcos partían hacia América, donde los esclavos eran vendidos en las plantaciones y compraban materias primas y alimentarias, como cacao, azúcar, tabaco, o pieles. Por último, volvían con este material a Europa cerrando así el triángulo.
Estas grandes rutas y compañías necesitaban mucho dinero para funcionar, es por ello que en esta época se desarrollan los grandes bancos, que hacen préstamos a los empresarios a cambio de un interés. También aparece la Bolsa y la especulación financiera. El capitalismo se establece de manera irreversible.
Sede de la Compañía Británica de las Indias Orientales hacia 1800
5) La Ilustración (s. XVIII)
5.1) Bases del pensamiento ilustrado
La revolución científica y la revitalización de la filosofía clásica de los siglos anteriores dieron un nuevo impulso a la razón. Como resultado, en el siglo XVIII los intelectuales proclamaron que ya estaba bien de ignorancia, superstición y tiranía, y que para librarse de estas lacras y caminar hacia el bienestar y la felicidad había que usar la razón y el método científico. Esta forma de pensar influyó también en gobernantes y reyes, y el movimiento ilustrado se extendió por toda Europa. El siglo XVIII, por ser aquel en el que se pretendió librar al mundo de las tinieblas de la ignorancia, recibe también el nombre de “Siglo de las Luces”. Las consecuencias no se hicieron esperar: las revoluciones americana y francesa acaban con el Antiguo Régimen y la burguesía se consolida como clase dominante.
5.2) La crítica al Ancien Régime
Desde la razón, resultaba insostenible que los reyes tuvieran un poder absoluto supuestamente otorgado por Dios, por lo que una de las críticas más feroces de los filósofos fue hacia el absolutismo. Algunos de los pensadores más destacados fueron:
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John Locke (1632-1704): Un inglés adelantado a su tiempo, como la Revolución Gloriosa de su país, que confiaba en la libertad y la responsabilidad individual, y mantenía que un gobierno no debe decir al individuo lo que tiene que hacer, sino vigilar por la seguridad y la libertad de los ciudadanos. Estableció la división de poderes entre ejecutivo (hace cumplir la ley), federativo (se ocupa de la política exterior) y legislativo (elabora las leyes). Su obra cumbre posiblemente sea Dos tratados sobre el gobierno civil (1689).
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Montesquieu (1689-1755): Desarrolló la división de poderes de Locke. El federativo estaría incluido en el ejecutivo y añadió el judicial (interpreta la ley, lo desempeñan los jueces). Todo esto lo recoge en Del espíritu de las leyes (1748).
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Jean-Jacques Rousseau (1712-1778): Pensaba que la sociedad funcionaría mejor si existía un acuerdo entre gobernantes y gobernados con el bien común como objetivo. Esta es la teoría del contrato social, y para ello es necesaria la total soberanía nacional (el poder de una nación reside en el conjunto de sus ciudadanos). Su obra más relevante se llama precisamente El contrato social (1762).
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François-Marie Arouet “Voltaire” (1694-1778): Luchó contra la monarquía absoluta y, especialmente, contra la intolerancia religiosa y el pensamiento único. Sostuvo que el mejor gobierno sería una monarquía moderada aconsejada por filósofos ilustrados, y que cada uno tenía libertad para pensar cómo quisiera y creer en lo que quisiera. Su obra destacada es el Tratado sobre la intolerancia (1763).
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Denis Diderot (1713-1784): Afirmaba que solo a través del fudamento científico y de los hechos observables empíricamente se podía acceder al conocimiento y encontrar solución a los problemas. Redactó la célebre Enciclopedia con su amigo D'Alembert, una ambiciosa obra que reuniera todo el conocimiento de la época.
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Jean le Rond D'Alembert (1717-1783): matemático que abogó por la tolerancia y el escepticismo en cuestiones de religión y metafísica. Publicó la Enciclopedia junto a Diderot.
En resumen, la Ilustración trajo ideas como:
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la búsqueda de la felicidad
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la soberanía de la razón
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la evidencia de los sentidos como fuentes primarias del aprendizaje
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la meritocracia
Lo cual se tradujo en ideales políticos que, desde entonces, están presentes en nuestras sociedades:
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la libertad
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el progreso
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la tolerancia
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la fraternidad
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el gobierno constitucional
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la separación del estado y la iglesia
A veces, los filósofos de la Ilustración pecaron de inocencia: Emmanuel Kant (1724-1804) pensaba que gracias al uso de la razón se acabarían las guerras y los conflictos; Rousseau creía que no era necesario enseñar a los niños a leer, pues ya aprenderían solos cuando tuvieran que entender la información de las invitaciones a fiestas, y Voltaire pensaba que era posible "humanizar la esclavitud".
Locke
Montesquieu
Rousseau
Voltaire
Diderot
D'Alembert
Actividad: Textos sobre la ilustración: Lee los siguientes textos y enumera las ideas ilustradas que aparecen en cada uno de ellos.
5.3) Liberalismo económico.
El liberalismo está muy relacionado con el concepto de libertad individual defendido por los filósofos ilustrados: si uno es libre, ¿Por qué tendría que pedir permiso para comerciar, o para fijar sus propios precios, o tener que pagar impuestos al Estado por tener un negocio?
Como puede verse, esto tiene poco que ver con el sistema gremial y con el mercantilismo. El origen de este liberalismo económico está en la fisiocracia, que podríamos tildar de liberalismo primitivo. Este sistema sostiene que cuanto menos intervenga el Estado en la economía, mejor para todos, pues los productos se pueden mover sin tantas trabas impositivas. Los fisiócratas afirmaban que la fuente de la riqueza de un país es la tierra (normal, tratándose de sociedades preindustriales) ya que, además, el producto no requiere de elaboración. Es decir, una mesa requiere cortar el árbol y construir esa mesa, pero una lechuga, tal como sale de la tierra se puede consumir. Es riqueza en estado puro.
Los fisiócratas más celebres fueron François Quesnay y Vincent de Gournay, a quien se atribuye la famosa frase: Laissez faire, laissez passer. Le monde va de lui même (Dejen hacer, dejen pasar. El mundo se mueve por sí solo).
En 1776 el economista escocés Adam Smith publicó La riqueza de las naciones, donde aboga por un sistema en el que el estado no intervenga en la economía y que este solo debe ocuparse de la defensa de la propiedad, la defensa del país, la justicia y las obras públicas. Se considera este libro como el primero de economía moderna y un valioso precursor del liberalismo económico y del capitalismo.
5.4) El despotismo ilustrado.
La corriente ilustrada, las ganas de saber, la revitalización de la razón, estaban de moda en Europa, y la ilustración llegó también a las grandes cortes. Algunos reyes quisieron modernizar sus países a la luz de la razón, e introdujeron mejoras en educación y ciencia (escuelas, universidades, observatorios, museos…) medicina (hospitales con nuevos métodos), higiene (alcantarillado público) o urbanismo (parques, paseos, amplias avenidas) entre otras cosas. Eso sí, estos reyes pretendían seguir siendo monarcas absolutos sin ceder un ápice de su poder. Por eso, la frase sobre este despotismo ilustrado de los reyes europeos que quedó para la posteridad reza: Tout pour le peuple, rien par le peuple (“Todo para el pueblo, nada por el pueblo”). Algunos célebres monarcas ilustrados fueron Federico II de Prusia, la zarina Catalina II de Rusia o Carlos III de Epaña.
Ahora bien, si pensamos un poco, la contradicción es evidente: si el sistema se moderniza y se reforma, si la gente es cada vez más ilustrada, será muy difícil que el poder de los reyes siga siendo absoluto, pues las gentes, cada vez con mayor conocimiento, reclamarán participar en política. La Ilustración es el caldo de cultivo de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que derivan en las revoluciones americanas y francesas y ponen punto final al Antiguo Régimen.
J. S. Bach: Ofrenda Musical. Esta obra se la dedicó el compositor alemán al rey Federico II de Prusia. El primer tema fue compuesto por el propio rey.
6) La Revolución Americana: el nacimiento de los Estados Unidos de América
Las ideas ilustradas cruzaron el Atlántico y alumbraron a una serie de pensadores que habitaban en las colonias inglesas del norte. Estos hombres, conocidos como los “Padres Fundadores” fueron los inspiradores de la independencia. Thomas Jefferson, Benjamin Franklin o George Washington eran algunos de ellos.
En Norteamérica existían 13 colonias británicas, prósperas y ricas en recursos. La relación con la metrópolis no era buena: en Inglaterra las colonias no tenían representación parlamentaria y, sin embargo, tenían que pagar numerosos impuestos, ya que eran provincias ricas. El lema de los americanos era No taxation without representation (No pagaremos impuestos si no hay representación parlamentaria). La tensión entre el rey Jorge III y las colonias creció hasta el punto de que estalló la Guerra de Independencia (1775-1783). El 4 de julio de 1776 fue declarada la independencia. Estados Unidos se constituyó como una democracia desde sus orígenes, basada en el liberalismo político según las ideas ilustradas, especialmente las de John Locke. La constitución del nuevo país se promulgó en 1787 y, en 1789, George Washington fue nombrado primer presidente.