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Unidad 4: Los orígenes del movimiento obrero (1800-1914)

La historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos; en una palabra, opresores y oprimidos, en lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transformación revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos clases antagónicas.

Karl Marx y Friedrich Engels: Manifiesto Comunista, cap. I, 1848

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1. De la sociedad estamental a la sociedad de clases

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1.1) La transición del Antiguo Régimen a la Sociedad Industrial en el ámbito del trabajo

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Ya hemos visto que la sociedad del Antiguo Régimen estaba dividida en estamentos o estados. El Tercer Estado era el que englobaba a los trabajadores: desde la burguesía empresarial hasta los artesanos y campesinos. La nueva sociedad industrial que estudiamos en la unidad 2 ya no se divide en estamentos, sino en clases. Estas clases son, principalmente, dos: la burguesía y el proletariado o clase obrera. 

La nobleza y el clero seguían existiendo, por supuesto, pero su relevancia política cada vez es menor, si bien siguen gozando de una posición muy cómoda en la sociedad.

 

También conocemos las duras condiciones laborales del mundo fabril: el exceso de mano de obra deriva en jornadas extenuantes, salarios de miseria e inexistencia de derechos laborales. Para que una familia obrera sobreviva, es necesario el trabajo de mujeres y niños. No acababa ahí la cosa: cualquier asociación de trabajadores para defender sus derechos estaba prohibida, para ello se promulgaron leyes como las Combination Acts inglesas entre 1799 y 1800, si bien fueron derogadas en 1824 por la presión popular.  

Las primeras reacciones obreras fueron las huelgas y el ludismo, especialmente presente en la industria textil.

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 Niños trabajadores en huelga (1902) 

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 Huelga de camiseras. Nueva York, 1909 

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 Pellizza da Volpedo: El cuarto estado 

Ancla 2

2) Los primeros socialistas

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Los obreros se dan cuenta rápidamente que mediante acciones aisladas contra las máquinas no van a conseguir nada. Hay que organizarse. 

Como ocurre casi siempre en estos casos, la escasa instrucción de los obreros les hace incapaces de organizar un movimiento político a gran escala, por lo que son burgueses preocupados por la situación de los trabajadores los que elaboran las teorías que luego se llevarán con mayor o menor éxito a la práctica. Los primeros teóricos del socialismo los denominó Marx como "utópicos". Este calificativo es despectivo, por lo que los historiadores actuales prefieren referirse a estos autores como los "primeros socialistas". Estos pioneros vivieron los años de las revoluciones industrial y francesa, y su intención no es solo mejorar las condiciones de vida del obrero, sino crear una nueva sociedad más justa y feliz. Los más relevantes fueron:

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Henri de Saint-Simon (1760-1825): pensaba que el problema fundamental no era el conflicto entre obreros y patrones, sino entre clases productivas (justamente, obreros, campesinos y patrones) y clases ociosas (clero y nobleza). Para él, la solución pasaba porque científicos y empresarios hicieran un esfuerzo común por el progreso de la humanidad: la tecnología haría que la gente viviera mejor y no sería necesaria ninguna revolución violenta para mejorar las cosas. De esta manera, un Estado con científicos y empresarios al frente controlaría la economía y daría trabajo a todo el mundo.

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Charles Fourier (1772-1837): Defendió un modelo de organización comunal: el falansterio. Cada uno consistía en un espacio urbano para unas 1600 personas que agruparía talleres y viviendas. Existía la propiedad privada de bienes de consumo y el derecho a la herencia, pero los medios de producción serían colectivos. El trabajo se distribuiría entre la gente según su inclinación, pero todo el mundo conocería los fundamentos de todas las labores, tratando de evitar la especialización excesiva. Fourier criticó ferozmente el orden social establecido, las jerarquías y la moral cristiana. Afirmaba que hombres y mujeres deberían unirse libremente, sin necesidad de matrimonio, y reconocía la libertad sexual. Las mujeres no deberían depender de ningún hombre.

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Robert Owen (1771-1858): Fue un empresario galés que ideó unas colonias para obreros que contarían con economatos, comedores, escuelas y otros servicios. Puso en marcha su idea en Estados Unidos (colonia New Harmony, Indiana) e Inglaterra (colonia Harmony Hall), pero a la larga no dieron los resultados apetecidos. Abogó por la jornada laboral de ocho horas y por suprimir el trabajo infantil. Uno de sus grandes logros fue la creación de sindicatos. Su Great Trade Union reunió a 500 000 trabajadores.

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Louis Blanc (1811-1882): Heredero de los ideales republicanos jacobinos, participó en la construcción de la Segunda República Francesa tras la revolución de 1848. Es el primer socialista en formar parte del gobierno francés. Fue partidario de reformar la sociedad desde la política, por ello, defendió el sufragio universal y la ampliación de los derechos humanos, con el objetivo de garantizar un trabajo digno para todo el mundo.

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Louis Auguste Blanqui (1805-1881): Participó en las revoluciones de 1830 y 1848 en Francia y fue condenado a muerte dos veces. Pasó la mitad de su vida en la cárcel, pero nunca cejó en su actividad difusora de las ideas social-revolucionarias. Al final de su vida, dirigía el periódico Ni dieu ni maître (Ni dios ni amo). Pensaba que era necesario formar grupos revolucionarios que acelerasen el cambio social hacia la sociedad comunista. Atacó con virulencia a la religión, por considerarla el cimiento más fuerte de la sociedad opresora. Era necesario liberar primero la mente de condicionamientos mentales que no la dejan actuar libremente para luego liberar a la sociedad entera.

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 Un falansterio por dentro 

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 Daguerrotipo de 1848: Barricadas en París 

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 Modelo de la colonia New Harmony, según la idea de Robert Owen 

                                               Los primeros socialistas

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  Saint-Simon             Fourier               Owen                   Blanc              Blanqui

Ancla 3

3. El marxismo

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Supone la culminación de todas las corrientes de pensamiento socialista anteriores. Karl Marx (1818-1883) era un economista alemán que durante las revoluciones liberales se mueve en estos círculos, pero a mediados de la década de los 40 se halla desengañado de las doctrinas liberales, pues piensa que no van a servir para liberar a la clase obrera de la opresión del capitalismo. En 1845 escribe sus Tesis sobre Feuerbach, de las cuales, la undécima es toda una declaración de intenciones: "Lo único que han hecho los filósofos es interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo". 

Efectivamente, la filosofía marxista está elaborada para llevarla a la práctica, pues comprendía todo un nuevo modelo de sociedad: la sociedad comunista. Para ello, era necesario llevar a cabo un análisis riguroso de la sociedad y de los cambios que eran necesarios. Marx y su compañero Friedrich Engels entendían que su método estaba basado en la observación y en la experiencia, no como los anteriores (Marx pensaba que los utópicos eran unos ingenuos fantasiosos) y de ahí que denominen al marxismo-comunismo como socialismo científico.

Los puntos básicos de su doctrina los formula en el Manifiesto Comunista, y los desarrollará más tarde en El capital. Resumidamente, son los siguientes:

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1- Concepción dialéctica de la historia: Toda la historia es un enfrentamiento (dialéctica) entre la base económica de una sociedad (su infraestructura) y la ideología de esta (su supraestructura: política, leyes, religión, etc.). La clase productora, obreros, campesinos, esclavos, etc., que forman esa infraestructura, siempre han estado explotados y oprimidos por la clase dominante (reyes, amos, señores, patrones, líderes religiosos y políticos, etc.), que además elabora toda una ideología para justificar y mantener su poder: leyes, religiones, teorías económicas y del pensamiento. Esta ideología es lo que Marx llama supraestructura social. 

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2- Lucha de clases: La historia es una lucha de clases en permanente evolución, y tiene su raíz en la economía, o más bien en cómo se relacionan la personas en torno a la economía: propietarios y productores, explotadores y explotados, opresores y oprimidos. Hay tres clases de lucha: política, económica e ideológica. Cuando el obrero, el proletariado, tome conciencia real de su situación de explotado, se unirá internacionalmente y llevará a cabo una revolución contra la clase explotadora, que en tiempos de Marx era, básicamente, la alta burguesía comercial.

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3- Dictadura del proletariado: Es uno de los puntos más controvertidos de la teoría marxista. En esta lucha de clases, el proletariado saldría vencedor y conquistaría el estado. Entonces, utilizaría los propios mecanismos de este estado para derribar al capitalismo. Esto tendría que hacerse de forma despótica y sin miramientos. La dictadura del proletariado sería una fase transitoria.

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4- Sociedad sin clases: finalmente, una vez que no existe la sociedad capitalista y los medios de producción son colectivos (máquinas, fábricas, etc.) no tendrá sentido que haya clases sociales, pues solo existirá una: la de los trabajadores en hermandad. El estado desaparecerá paulatinamente, pues en esta sociedad de trabajadores libres tampoco tendrá sentido. No habrá dominadores ni dominados.

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 Karl Marx. Lee algunos de sus textos aquí

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 "Proletarios del mundo, ¡Uníos!", uno de los lemas marxistas

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Proletarios de todos los países, ¡¡Uníos!!

Ancla 4

4) El anarquismo

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Al igual que el marxismo, persigue la creación de una nueva sociedad en la que no haya opresores ni oprimidos, pero hay diferencias: mientras el marxismo opta por la lucha de clases a partir de partidos políticos y de una dictadura del proletariado una vez que se haya ganado esa lucha, el anarquismo rechaza toda forma de autoridad y solo participa en política a través de sindicatos no jerarquizados. Para los anarquistas, la revolución debía de hacerse desde abajo, desde el campesinado, mientras que el marxismo nunca mostró mucha fe en la capacidad revolucionaria de los campesinos, obsesionados, tras siglos de hambre, en conseguir ser dueños de su propia tierra. Finalmente, el marxismo mostraba una férrea coherencia doctrinal, pues se atenía a un programa cuidadosamente diseñado en el Manifiesto Comunista y, más tarde, en El capital, ambos de Karl Marx; por su parte, el anarquismo englobaba una multitud de corrientes muy diversas cuyo punto en común era el rechazo a la autoridad (uno de sus lemas dice: Ni dios, ni patria, ni rey) pero que incluía desde predicadores de la revolución violenta (la propaganda por el hecho) hasta pacifistas convencidos.

Sus más destacados teóricos fueron:

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  • Mijaíl Bakunin (1814-1876): según este teórico ruso la revolución social ha de ser obra de los campesinos, librándose de los terratenientes y, en última instancia, del estado y de los ejércitos, instituciones represivas por definición. Finalmente, la población se agruparía en comunas donde las herramientas de trabajo y la tierra serían colectivas, pero no así sus frutos, pues Bakunin pensaba que cada uno debía recibir según el trabajo realizado. Su principal obra es Dios y el estado. Esta corriente recibió el nombre de anarcocolectivismo

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  • Piotr Kropotkin (1842-1921): su postura es similar a la de Bakunin en cuanto a que aboga por la supresión del estado, aunque con ciertas diferencias. La idea de sociedad anarquista de Kropotkin se puede resumir en tres puntos:

1) la moral debe basarse en la libertad, la solidaridad y la justicia. El hombre debe esforzarse para que estos conceptos prevalezcan sobre los de destrucción y competición, de los que también es capaz.

2) El concepto de ayuda mutua: las sociedades cuyos miembros cooperan por el bien común avanzan más que las que compiten egoístamente, y son más felices.

3) Hay que colectivizar todo: tanto los medios de producción y capital (máquinas, tierras, fábricas...) como el producto, pues la obtención de un fruto en el que han participado muchas personas es imposible discriminar qué parte de la producción corresponde a cada persona.  

       Esta corriente recibió el nombre de anarcocomunismo.

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  • Max Stirner: En su obra El único y su propiedad afirma que la única referencia del mundo es uno mismo; uno mismo es el ser supremo y la realidad siempre será subjetiva, porque es la que uno percibe. El hombre consciente de su unicidad, es por fuerza egoísta (no en sentido peyorativo, sino en el de reconocer que la realidad es la que yo experimento), y por ello, no debe de estar forzado a relacionarse con ninguna sociedad, ni estado, ni nación ni religión, puesto que estas son asociaciones a la fuerza, esclavistas. Si uno quiere asociarse con alguien o con algo, debe de ser de forma totalmente libre. Es decir, una "asociación de egoístas". Este pensamiento está dentro una corriente llamada asociacionismo

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  • Pierre Proudhon: Cree en los derechos naturales enunciados por la Ilustración (libertad, igualdad, seguridad...) pero no cree que la propiedad esté entre estos derechos, pues precisamente la propiedad niega a los otros, ya que es posible a costa de la carencia de muchos. Pretendía abolir el dinero y que las transacciones fueran en condiciones de voluntariedad y libertad. Condensa sus ideas en ¿Qué es la propiedad? y su pensamiento se denomina mutualismo.

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  • Errico MalatestaDefiende la creación de células anarquistas (pequeñas comunas autónomas) que puedan unirse o desunirse libremente entre ellas para conseguir un fin. Para canalizar fines políticos o de lucha obrera, afirma la necesidad de sindicatos, pero aquí hay que matizar: un sindicato siempre es un medio temporal para conseguir un fin, hay que huir de la tentación de que se convierta en un partido político.

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 Mijaíl Bakunin 

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 Bandera del sindicato anarquista CNT: el rojo   representa tradicionalmente la lucha obrera. El   negro es el color que adoptaron en un principio los   anarquistas 

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 Piotr Kropotkin 

Para escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos imaginarios y uno real. Los dos primeros son el bar y la iglesia; el tercero es la    Revolución Social

A menudo se menciona la

lucha cruel por la existencia, pero existe otra ley de ayuda mutua que es más importante que la ley de la lucha por la         existencia

Ancla 5

5. Historia del movimiento obrero

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5.1. Los primeros sindicatos y el Cartismo

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Ante la situación de explotación que vivía el proletariado nacido de la revolución industrial, este decide organizarse. Ya hemos hablado de los movimientos luditas, algo caóticos y poco efectivos a largo plazo. Con posterioridad surgen asociaciones de muy diverso tipo. Un tipo de asociación muy básica era la del Socorro Mutuo: los obreros se unían y aportaban una cantidad de dinero cada uno, con este dinero se ayudaba a algún miembro que lo necesitara por estar enfermo y no poder trabajar, a las viudas y los huérfanos de trabajadores o se guardaba para comprar comida y objetos de primera necesidad en caso de huelga (caja de resistencia).

En el Reino Unido, cuna de la revolución industrial, se habían prohibido las asociaciones obreras, pero la presión popular hizo que estas leyes (Combination Acts) fueran derogadas en 1825. Entonces aparecieron multitud de sindicatos según los diferentes sectores laborales que existían. John Doherty, secretario de un sindicato textil, tuvo la idea de crear un gran sindicato que englobase todos los oficios, así nació en 1831 la National Association for the Protection of Labour. Algunos de sus miembros son los autores de la Carta del Pueblo (1838), un escrito que enviaron al parlamento y que reivindicaba:

  • Sufragio universal masculino

  • Supresión del certificado de propiedad para ser miembro del parlamento, para que no solo los ricos pudieran ser diputados

  •  Reducción del horario laboral a 12 horas, y luego a 10 horas.

  • Inmunidad parlamentaria, para pode expresar sus ideas en el parlamento sin temor a represalias.

Hubo divisiones ente los partidarios de la violencia y los de la vía pacífica, y entre los años 1839 y 1842 se dieron huelgas e incidentes violentos que acabaron en fracaso, por lo que, a partir de entonces, los obreros buscaron aliarse con ciertos sectores de las clases medias con los que compartían algunas aspiraciones comunes. El movimiento cartista (o cartismo) no consiguió lo que pedía, pero constituyó la primera acción conjunta a gran escala del proletariado organizado. En Inglaterra, país con una amplia tradición parlamentarista, los acuerdos llegaron sin grandes revoluciones. Empezaba así el largo camino de la lucha obrera en partidos y sindicatos. 

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5.2 La Primera Internacional

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La tendencia internacionalista ha sido una constante en los movimientos obreros (recordemos la famosa cita de Marx: "Proletarios de todos países, ¡uníos!"). En 1864 aparece la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), con sede en Londres. Por ser la primera asociación de trabajadores de distintos países del mundo, fue conocida por Primera Internacional. A ella acudieron socialistas, comunistas, anarquistas y sindicalistas para organizar una lucha obrera conjunta. En principio, cada persona iba a título personal, pero las sesiones estuvieron controladas por los marxistas, el grupo más poderoso, y los anarquistas, con Bakunin como principal figura, se rebelaron contra este control. Las disputas entre anarquistas y marxistas fueron una de las causas de que la Primera Internacional se diluyese. La otra causa fueron las tensiones resultantes de la derrota de la Comuna de París en 1871. Las asociaciones internacionales como la AIT fueron prohibidas en muchos países.

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5.3 La Comuna de París (de marzo a mayo de 1871)

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Tras la derrota francesa en la Guerra Francoprusiana comenzada en 1870, la ciudad de París no aceptó la capitulación. El 18 de marzo de 1871, se sublevó al poder central y formaron su propio ejército: la Guardia Nacional, que, unida a grupos socialistas, tomó el control de la ciudad e construyeron un régimen de tipo colectivista: la Comuna. Esta se prepara a resistir dos ataques: el de los prusianos, que quieren ocupar la ciudad, y el del gobierno francés, que tiene que cumplir con lo prometido a Prusia, pero la tropa se niega a disparar sobre sus compatriotas y muchos se unen a la Guardia Nacional. El presidente francés, Adolphe Thiers, tiene que huir de París. 

Pero dentro de la Comuna los problemas crecen: los comunistas piensan que es el momento de instaurar su sistema, mientras que otros sectores consideran prioritario derrotar primero definitivamente al gobierno francés. Se configura un gobierno de Consejos Obreros, y se forman 43 cooperativas en las fábricas, pero las discusiones sobre qué camino tomar se eternizan. Las decisiones son tomadas por democracia directa, pero no se alcanzan resoluciones fácilmente. El 21 de mayo, tropas prusianas y del gobierno francés atacaron la ciudad a sangre y fuego. El 28 de mayo el experimento comunal había concluido con una atroz represión. 

Las consecuencias fueron desastrosas para el movimiento obrero francés. París estuvo cinco años bajo la ley marcial. La Internacional se prohibió y se persiguió a aquel que fuera sospechoso de haber participado en la Comuna. 

Este fracaso influyó en los anarquistas, que en adelante rechazaron movimientos de masas, optando por la "propaganda por el hecho". Por su parte, el socialismo entendió que debían obtener conquistas por vía parlamentaria sin esperar el triunfo de la revolución.

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5.4 La Segunda Internacional:

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Se constituye en París en 1889, en un nuevo intento de establecer líneas de acción comunes para las organizaciones obreras del mundo. Los anarquistas no participaron, iniciando su tradicional andadura por su cuenta. La Segunda Internacional se comenzó con cierto entusiasmo, pero en 1914, cuando empieza la Primera Guerra Mundial, los representantes socialistas y comunistas pidieron que todos sus miembros se opusieran a la guerra, pero el resultado fue el opuesto: muchos partidos de izquierda, embriagados de patriotismo, apoyaron la guerra, pensando que de ella saldría un mundo distinto. Uno de los pocos que abogó por no ir a la guerra en su país fue el ruso Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como "Lenin", del que hablaremos en próximas unidades.

Esto restó credibilidad a la internacional, si bien instituyó el himno (La Internacional), el 1 de mayo como día internacional del trabajo y la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en 1907.

En 1919, aparece la Tercera Internacional o Internacional Comunista con sede en Moscú, como escisión de la Segunda. Los socialdemócratas formaron su propia Internacional en 1923 (Internacional Socialista), reformista y parlamentarista y opuesta a los métodos revolucionarios. Se reconstruyó tras la Segunda Guerra mundial en Londres en 1951, siguiendo en la actualidad vigente y celebrándose congresos en distintos países. 

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5.5 Los partidos y sindicatos históricos

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Los sindicatos fueron creciendo en afiliados a medida de que la clase trabajadora tomaba conciencia de su situación de explotación, los de los distintos oficios se unieron para formar sindicatos más grandes. Es el caso del Trade Union Congress, fundado en Inglaterra en 1868; de la Asociación Libre de Sindicatos Alemanes (1863), o de la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888, y del sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910 en España.  

En cuanto a partidos políticos, uno de los pioneros fue el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), fundado en 1875 y que en 1912 obtuvo cuatro millones de votos. El actual canciller de Alemania, Olaf Scholz, pertenece a este partido. En España, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue fundado por Pablo Iglesias en 1879. Durante sus primeros años se mantuvo en cierto aislamiento, opacado en parte por el éxito de los grupos anarquistas. En los años 20 comenzó a hacerse más popular a través de la lucha junto a sindicatos.

En Inglaterra, se fundó en 1900 el Partido Laborista, de fuerte vocación parlamentaria. Gordon Brown, primer ministro británico entre 2007 y 2010, pertenece a este partido.

A partir de la III Internacional, tras el triunfo de la Revolución Rusa, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) lideró todos los partidos de esta línea en el mundo, marcando las directrices que debían seguir, de ahí su aislamiento respecto a otros partidos obreros. Con la caída de la URSS en 1991, estos partidos experimentaron una fuerte crisis, y cada uno siguió su propio recorrido. 

Pese a sus divisiones y fusiones, el movimiento obrero ha sido clave en conseguir que los trabajadores de los muchos países del mundo tengan unas condiciones de trabajo y un nivel de vida decente. 

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 Viñeta satírica sobre los enfrentamientos entre Bakunin y 
Marx durante las sesiones de la Primera Internacional 

 Galería de imágenes sobre la Comuna de parís, 1871 

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Ejemplo de "propaganda por el hecho": Atentado anarquista en el teatro del Liceo de Barcelona, 7 de noviembre de 1893. Este teatro era lugar de entretenimiento de la burguesía. El diario francés Le Petit Journal se hizo eco de la noticia 

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 Logo de la Internacional Comunista 

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 Logo de la Internacional Socialista 

 Galería de símbolos de partidos y sindicatos 

 Textos sobre el movimiento obrero 

Ancla 6

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